Construcción Epistemológica
Como sustento de los Tlamatinime.
Índice Guía.
A. Justificación.
A.1. ¿Porqué es importante el estudio de los Tlamatinime.
A.2. ¿Cuál es la implicancia del conocimiento que poseían los nahuas en la filosofía.
A.3. ¿Podrá ayudar a desentramar la existencia de filosofía en otras culturas?
B. Problemas de análisis en los textos de la cultura Náhuatl.
B.1. Traducción de textos.
B.2. Postura postmoderna.
C. Construcción epistemológica.
C.1. Presentada por Miguel León-Portilla.
C.2. Debate de la obtención de Conocimiento en los Nahuas.
D. Conclusiones.
D.1. Origen del análisis.
D.2. Dificultad en las afirmaciones de León-Portilla.
D.3. Postura personal:
D.3.1. ¿existe filosofía náhuatl?
D.3.2. ¿existe filosofía latinoamericana?
Bibliografía.
A. Justificación.
Hoy en día cuanto las filosofías llegan a un límite, puesto que al darse cuanta que no la cultura “occidental” la única portadora de conocimientos aparecen frente a ella diferentes y divergentes culturas.
Entre las culturas, una de ellas es los Náhuatl. En el presente trabajo veremos como la importancia de esta cultura que estudiada por Miguel León-Portilla quién trata de mostrar que tiene una filosofía. Y cómo esa construcción presenta la posibilidad de propiciar un montón de otras culturas como detentadoras de saber, pero no cualquier saber, sino el saber filosófico.
B. Problemas de análisis en los textos de la cultura Náhuatl.
Existen problemas respecto a como entendemos a ciertas culturas, en el presente caso hablamos de los nahuas. Esto parte de la adquisición del conociendo o epistemología. Podemos partir del esquema básico donde tenemos al sujeto, objeto y finalmente la relación que ambos desempeñan. En tal sentido partimos del análisis de los textos que son la única fuente escrita que la cultura “occidental” ha recogido para poder sostener el pensamiento o filosofía náhuatl.
B.1. Traducción de textos.
La traducción representa una previa interpretación. Donde la lengua, el idioma, se ve confrontado como un elemento verdadero para obtener conocimiento. A parte que la lengua se va modificando con el transcurso del tiempo y muchas palabras adquieren nuevos significados o significantes, empecemos como el propio autor de La Filosofía Náhuatl, presenta estas dificultades.
“Confesamos, desde luego, que la versión castellana que de dichos textos daremos, no obstante ser escrupulosamente fiel, difícilmente alcanzará a mostrar la maravillosa concisión y lo matizado de la lengua náhuatl” (Pág. 56)
Acá podemos apreciar que el autor pretende hacer una nueva lectura de los textos nahuas, que conlleva en éste su trabajo la carga de conocimientos que son propios de este autor, por una parte. Por otra es responsable al afrontar que los detalles matizados de la lengua náhuatl no serán fruto de su traducción y por ende se pierde propio de la lengua náhuatl.
Por otra parte se tiene que el autor es representante de la denominada cultura “occidental”. Resalto la palabra occidental porque presenta un prejuicio de entrada. El prejuicio se base en decir que los cánones de esta denominada cultura “occidental”, serán la vara de medida para plantear y aplicar la existencia de una filosofía náhuatl. Este canon en este caso indica que se sabe que uno hace filosofía en la medida en que responde efectivamente a su medida, en cuento escribe, o sea tiene escritura, de ello podemos citar lo siguiente:
“No importa que Demócrito, diré al azar, haya tomado sus nociones de peregrinantes de la India. Su doctrina está expresada en griego. Es filosofía griega.” (Prólogo)
Podemos preguntarnos por la cuestión que guía todo el trabajo, si podemos afirmar que existe un saber filosófico, pero antes de esa importante cuestión sólo tendríamos que hacerlo con la existencia de saber a secas. El autor, Miguel León-Portilla se pregunta lo siguiente:
“¿hubo un saber filosófico entre los nahuas? O dicho en otras palabras ¿hubo entre ellos, además de su cosmovisión mítico-religiosa, ese tipo de inquietud humana, fruto de la admiración y de la duda, que impulsa a preguntar e inquirir racionalmente sobre el origen, el ser y el destino de mundo y del hombre?” (Pág. 4)
Nuevamente el autor, presenta a la cultura Náhuatl, medida con la regla de la cultura “occidental”. Lo que puede decirse entonces es que si no hubiera esta filosofía “occidental” no tendríamos filosofía.
Pero para contrarrestar lo presentado hasta este momento tenemos a la filosofía postmoderna, que pese a ser producto de lo que es la cultura “occidental” tiene un pequeño matiz de reconocer otras culturas y filosofías a parte de ella.
B.2. Postura postmoderna.
Primero de manera rápida aclararemos a que nos referimos con postura postmoderna, puesto que ella es quien guía este trabajo y es referencia para lo que desarrollamos íntegramente.
La filosofía postmoderna que como su nombre la delata es una filosofía que aún no sale de lo que es la filosofía moderna, pero marca una diferencia respecto a ella. La postmodernidad se explica en la medida que agarra hasta ahora todas las filosofías precedentes dentro el rango de la historia de la filosofía y presenta una característica común en todo su tronco, lo cual es que cada una se presenta a sí misma; cada filosofía como la única verdadera y poseedora de la Verdad. La postmodernidad no halla aún su Verdad como consenso único pero si tiene su Verdad subjetiva, que es la de la interpretación, donde cualquiera puede postular una filosofía, pero su traba esta en que ésta será válida en la medida en que un grupo numeroso lo acepte como verdadera.
Bueno, entonces agregando a lo anterior, la filosofía “occidental” se ha dado cuenta que no es el centro de todo el desarrollo histórico y cultural. Ahora se disuelve en las diferentes culturas que ha encontrado o se le han presentado de sopetón frente a ella.
Por ello el autor, considero que es uno de los primeros que marca en su tiempo, mediados del siglo XX, una diferencia al presentar una filosofía donde antes no la habían buscado los filósofos. Y lamentablemente aunque el término de postmoderno es posterior a este trabajo que estamos analizando, el da cuanta que el sistema que utilizo hasta ese momento la filosofía no siempre es válido, porque hay otros quienes desarrollaron saber, éste saber que analizaremos más abajo. El autor lo presenta de la siguiente manera:
“Quienes así elaboraron ideas acerca de los temas que ‘han formado siempre la trama de toda discusión filosófica’, no crearon necesariamente un sistema a la manera de Aristóteles, Santo Tomás o Hegel, para dar expresión a su pensamiento. Es cierto que todavía en la época actual hay filósofos que continúan pensando que la elaboración sistemática, lógico-racionalista, es la única forma posible del filosofar auténtico. Para ellos, claro está, las ideas de los sabios del mundo náhuatl no serán filosofía. Sólo que para quienes así opinan, lógicamente tampoco podrán ser tenidos por filósofos hombre de la talla de San Agustín, Pascal, Kirkegaard, Unamuno, Ortega y Bergson, muy alejados todos ellos del malabarismo conceptual de los sistemas” (Prefacio, XV-XVI)
Entonces el autor se pregunta por algo que hasta el momento de su publicación es una preocupante de todos los sistemas filosóficos, y de alguna manera ve correspondencia con lo que ha hallado en los nahuas. Resumo lo que sigue con plantear si la duda es un problema esto se conforma en filosofía: ¿dudar es filosofar?
“Por eso dudan y admiten que hay un problema [quienes se plantearon una desconfianza sobre el más allá, por no estar satisfechos con las respuestas dadas por el saber religioso]. Quieren ver con mayor claridad cuál es el destino de nuestras vidas y consiguientemente, qué importancia tiene el afanarse en el mundo” (Pág. 59-60)
Este dudar plantea otra cuestión, ¿sin respuestas y con mediante las interrogantes se hace filosofía?
Pues como indicamos anteriormente la postmodernidad permite hacerlo y por eso también asociamos al autor con esta postura y él lo argumenta de la siguiente manera:
“Podemos pues, sostener que aun desconociendo todavía las respuestas dadas por los pensadores nahuas, basta con la sola enunciación de sus problemas (¿Sobre la tierra, se puede ir en pos de algo? ¿Acaso son verdad los hombres? ¿Qué está por ventura en pie?), para afirmar que había entre ellos no sólo mitos y aproximaciones, sino antes bien un pensamiento vigoroso capaz de reflexionar sobre las cosas, preguntándose sobre su valor, su firmeza o evanescencia (¿son acaso un sueño?), hasta llegar por fin a ver racionalmente al hombre –a sí mismo– como problema.” (Pág. 62)
De esto se sigue que si cuestionar es hacer filosofía entonces ¿todo hombre filosofa?, el autor dice que sí:
“Todo hombre de necesidad filosofa, sin necesidad de ajustarse a los moldes de Platón y Aristóteles, ni de Buda o Vivekananda. Tantas cabezas, otras tantas sentencias, dijo el latino. Y cada cultura tiene su modo particular, propio e incomunicable de ver el mundo, de verse a sí mismo y de ver lo que trasciende al mundo y a sí mismo” (Prologo, XX)
Con esto que antecede justificamos que el autor parte de una postura que no es la moderna, que tiene cánones limitadores para el saber. Por otra parte presentamos la postura de la cual partimos, que es lo postmoderno para el presente análisis. Más abajo se detalla algunas cuestiones de la cultura náhuatl, respecto de su saber o saberes. Pasaremos a la siguiente parte con una cita que León-Portilla dice del pensamiento náhuatl o su filosofía y esto será analizado:
“En nuestro caso, el pensamiento náhuatl prehispánico, alejado enteramente de cualquier forma de racionalismo, no deja por esto de ser filosofía” (Prologo, XVI)
Pasemos ahora al análisis de esta afirmación.
C. Construcción epistemológica
Decíamos que a pesar de las dificultades encontradas y a pesar que León-Portilla es uno de los primeros sino el primero que empieza el análisis de la cultura náhuatl en su propia lengua nos muestra a los “antiguos mexicanos” pero valiéndose de los recursos que tenía a mano.
C.1. Presentada por Miguel León-Portilla
Lo que nos presenta León-Portilla es:
“lo que se conserva del pensamiento de los sabios o tlamatinime nahuas, a quienes Sahún llamó ‘philosophos’, justifica en realidad la aplicación de este epíteto” (Prefacio xv)
Lo que sabemos es que León-Portilla habla de la filosofía como un proceso de racionalización de la concepción religiosa. Bueno es evidente que en toda cultura una de sus características es encontrar a la religión metida en sus prácticas y saberes. El hecho que la religión este presente no desmerece los saberes o conocimientos alcanzados, pues desde otra mirada podemos afirmar que ella ha sido una propulsora o motivadora de analizar la naturaleza, de cuestionarla de finalmente prestar juicios de valor para dentro de la cultura en cuestión.
Ahora bien toda cultura puede ser analizada desde el pensamiento cosmológico que ha desarrollado, pero a diferencia de lo que León-Portilla afirma respecto a lo científico, nosotros discrepamos y sólo tratamos de analizar sin la adjetivación que él presupone:
“[…] el pensamiento cosmológico náhuatl había llegado a distinguir claramente entre lo que era explicación verdadera –sobre bases firmes– y lo que no rebasaba aún el estadio de la mera credulidad mágico-religiosa. En otras palabras, valiéndonos de nuevo anacrónicamente de un término occidental , el más aproximado para expresar la distinción percibida por los sabios nahuas, diremos que sabían separar lo verdadero –lo científico– de lo que no era tal.” (Pág. 84)
Es imprescindible que hasta ahora se hace mención de los tlamatinime, que serán explicados a partir de los conocimientos que han provisto algunos historiadores, en este caso por fray Bernandino de Sahagún. Éste describe al sabio y lo compara con los filósofos que él concebía, pero esta comparación se debe a que los tlamatinime poseían el conocimiento y lo utilizaban, cosa que el fray comparó con los filósofos que él conocía en su cultura “occidental”. La descripción es la que sigue:
“El sabio –escribe Sahagún hablando de las varias profesiones existentes entre los indios– es como lumbre o hacha grande, espejo luciente y pulido de ambas partes, buen dechado de los otros, entendido y leído [éste sabio posee conocimiento]; también es como camino y guía para los demás [éste sabio como modelo moral]. El buen sabio, como buen médico, remedia bien las cosas [posee también dotes de médico], y da buenos consejos y doctrinas, con que guía y alumbra a los demás, por ser él de confianza y de crédito, y por ser cabal y fiel en todo; y para que se hagan bien las cosas, da orden y concierto con lo cual satisface y contenta a todos respondiendo al deseo y esperanza de los que se llegan a él, a todos favorece y ayuda con su saber.” (Pág. 64)
Entonces en base a la comparación que el fray halló y confronto con sus conocimientos León-Portilla afirmo que hay filósofos y se refiere así:
“son filósofos quienes experimentan la necesidad de explicarse el acontecer de las cosas, o se preguntan formalmente cuál es su sentido y valor, o yendo aún más lejos, inquieren sobre la verdad de la vida, el existir después de la muerte, o la posibilidad misma de conocer todo ese trasmundo ¬–más allá de lo físico donde los mitos y las creencias habían situado sus respuestas, Inquietarse y afanarse por esto es filosofar en sentido estricto.” (Pág. 55-56)
C.2. Debate de la obtención de Conocimiento en los Nahuas
Pero veamos quienes eran estos denominados filósofos. De ante mano para no caer en problemas debemos aclarar que existían diversos tipos de tlamatinime, que cumplían diferentes funciones, pero en función de sus saberes o conocimientos.
C.2.1. ¿Quiénes detentan el saber?
Hablamos más antes que las culturas han desarrollado y cultivado la misma porque tenían antes que nada aquello que llamamos saber religioso. Y esta concepción religiosa se ha encontrado relacionada con lo que es la naturaleza el mundo y el hombre, el más allá y la divinidad para el caso de los nahuas. Entonces afirmamos que los hombres religiosos preocupados y encargados de sus divinidades eran unos de los hombres que poseía el saber de la cultura. León-Portilla se refiere:
“En el pensamiento cosmológico náhuatl encontraremos, más aún que en sus ideas acerca del hombre, innumerables mitos. Pero hallaremos también en él profundos atisbos de validez universal. De igual manera que Heráclito con sus mitos del fuego inextinguible y de la guerra ‘padre de todas la cosas’, o que Aristóteles con su afirmación del motor inmóvil que atrae, despertando el amor en todo lo que existe, así también los tlamatinime, tratando de comprender el origen temporal del mundo y su posición cardinal en el espacio, forjaron toda un serie de concepciones de rico simbolismo que cada vez iban depurando y racionalizando más” (Pág. 84)
Estaban los tlamatinime que ostentaban saber sobre el cielo y las estrellas, otros sobre las medicinas y yerbas que curaban, pero también se encuentran según los informantes de Sahagún, médicos falsos que en vez de curar dañaban. Finalmente al grupo de conocedores de algo, se los denominaba en general tlamatini en su forma singular o los tlamatinime en plural.
Entre el médico verdadero y el médico falso, o sea el tlamatini diferenciado del que no lo es, se recoge lo siguiente:
“[…] el siguiente texto en el que tratando de sus médicos o curanderos [los nahuas], hacen clara distinción entre los auténticos –los que conocen experimentalmente sus remedios y siguen un método apropiado– y los falsos que recurren a la brujería y a los hechizos:
1.- ‘El médico verdadero: un sabio (tlamatini), da la vida.
2.- Conocedor experimental de las cosas: que conoce experimentalmente las hierbas, las piedras, los árboles, las raíces.
3.- Tiene ensayados sus remedios, examina, experimenta, alivia las enfermedades.
4.- Da masaje, concierta los huesos.
5.- Purga a la gente, la hace sentirse bien, le da brebajes, la sangra, corta, cose, hace reaccionar, cubre con ceniza (las heridas).
6.- El médico falso: se burla de la gente, hace su burla, mata a la gente con sus medicinas, provoca indigestión, empeora las enfermedades y la gente.
7.- Tiene sus secretos, los guarda, es un hechicero (nahualli), posee semillas y conoce hierbas maléficas, brujo, adivina con cordeles.
8.- Mata con sus remedios, empeora, ensemilla, enyerba’1
1 Textos de los informantes de Sahagún. Códice Matritense de la Real Academia de la Historia, Ed. Facsimiliar de Paso y Troncoso, vol. VIII, fol. 119, r.; AP I, 13.” (Pág. 84)
Una especialidad de los tlamatinime ha sido la de conocer lo que denominamos actualmente como astronomía, así se recoge el texto de los Colloquios y Doctrina del folio 3 de la Edición de De Lehmann, p. 97, que León-Portilla recoge de la siguiente manera:
“[Los] indios hablando con los frailes, sus tlamatinime se dedicaban a observar y medir el curso de los astros. Sus astrónomos –como se lee en los Colloquios– medían con la mano, a modo de sextante el recorrimiento de los astros por los caminos del cielo.4 Determinaban el comienzo de la cuenta de loa años (xiuhpohualli), el orden de la cuenta de los destinos (tonalpohualli) y de cada una de las veintenas; sabían precisar las divisiones del día y de la noche y en una palabra, poseían amplios conocimientos matemáticos para poder entender, aplicar y aún perfeccionar el calendario heredado de los toltecas” (Pág. 86-88)
C.2.2. ¿Quiénes detentan el saber filosófico?
El saber que se encontraba en posesión los tlamatinime, luego de haber avanzado hasta esta sección la problemática de preguntarse si los que esculpieron una “Piedra del Sol” que se encuentra en el Museo Nacional de México, hicieron filosofía debe quedar saldada puesto que no es válida desde la postura postmoderna desde la cual partimos.
Los colores eran una metáfora de la comprensión del más allá, y los tlamatinime poseían estos colores:
“[…] la yuxtaposición [del color negro y rojo, expresados como tinta], a través de toda la mitología náhuatl significa la representación y el saber de las cosas de difícil comprensión y del más allá” (Pág. 67)
Los sabios o philosophos en su término de uso griego son caracterizados de la siguiente manera, para ayudar a este largo desglose entre corchetes agregaré algunas aclaraciones que son resumen de la exposición que León-Portilla hace en páginas posteriores:
“1.- ‘El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahuma. [Metáfora del tlamatini comparado con la luz de una gruesa tea, que iluminado, no ahuma, pues él alumbra.]
2.- Un espejo horadado, un espejo agujereado por ambos lados. [el tlamatini es en sí mismo una especie de órgano de contemplación, pues él es control.]
3.- Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los códices. [éstos códices contenían concepciones acerca del principio supremo, los rumbos del universo]
4.- Él mismo es escritura y sabiduría. [la escritura se representaba como tinta negra y roja]
5.- Es camino, guía veraz para otros.
6.- Conduce a las personas y a las cosas, es guía en los negocios humanos.
7.- El sabio verdadero es cuidadoso (como un médico) y guarda la tradición.
8.- Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la verdad.
9.- Maestro de la verdad, no deja de amonestar.
10.- Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una personalidad), los hace desarrollarla. [acá se demuestra como un proveedor]
11.- Les abre los oídos, los ilumina.
12.- Es maestro de guías, les da su camino.
13.- de él uno depende.
14.- Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos; hace que en ellos aparezca una cara (una personalidad). [el tlamatini o sabio en su calidad de moralista]
15.- Se fija en las cosas, regula su camino, dispone y ordena.
16.- Aplica su luz sobre el mundo. [Presenta un carácter ético o de modelo.]
17.- Conoce lo (que está) sobre nosotros (y), la región de los muertos. [en resumidas cuentas, conoce el más allá]
18.- (es hombre serio).
19.- Cualquiera es confortado por él, es corregido, es enseñado.
20.- Gracias a él la gente humaniza su querer y recibe una estricta enseñanza.
21.- Conforta el corazón, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todas cura. 14
14 Códice Matritense de la Real Academia, ed. Facsimilar de don Fco. Del Paso y Troncoso, vol. VIII, últimas líneas del fol. 118 r. y primera mitad del 188 v.; AP I, 8.
La traducción de este texto, así como las de los otros aquí presentados cuando no se indique expresamente otra cosa, han sido hechas por el autor de este trabajo, bajo el asesoramiento lingüístico del eximio nahuatlato docto Angel Ma. Garibay K.”
[Lo que se encuentra en corchetes son un resumen de lo que en las páginas posteriores se ha desarrollado. Aparecen acá, para facilitar la lectura y dar una rápida comprensión]
C.2.3. ¿Cómo se transmite el saber?
La mitogonía que ha sido transmitida de forma oral antes que escrita relata y ahí encontramos a Quetzalcóatl como fruto de la sabiduría:
“[…] en una vieja narración conservada en los Anales de Cuauhtitlán. En ella se atribuye simbólicamente a Quetzalcóatl –dios, héroe cultural de los toltecas– el hallazgo de la solución buscada. Se señala con la vestidura del mito, que este descubrimiento es precisamente fruto de la sabiduría, representada por Quetzalcóatl:
1.- ‘Y se refiere, se dice
2.- que Quetzalcóatl, invocaba, hacía su dios a algo (que está) en el interior del cielo.
3.- a la del faldellín de estrellas, al que hace lucir las cosas; [se designa en su doble aspecto a Ometéotl: dios de la dualidad o del dúo, que como enseguida se indica vive en el lugar de la dualidad]
4.- Señora de nuestra carne, Señor de nuestra carne; [Ometéotl: es a un tiempo Señora y Señor de nuestra carne (de nuestro sustento)]
5.- la que esta vestida de negro, el que está vestido de rojo; [la noche y el día, negro y rojo, colores que yuxtapuestos evocan asimismo la idea de sabiduría, como ya se ha indicado al describir la figura del tlamatini.]
6.- la que ofrece suelo (o sostiene en pie) a la tierra, el que la cubre de algodón. [por poseer simultáneamente dos aspectos: el masculino y el femenino, es concebido como núcleo generativo y sostén universal de la vida y de todo lo que existe.]
7.- Y hacia allá dirigía sus voces, así se sabía, hacia el lugar de la Dualidad, el de los nueve travesaños con que cosiste el Cielo….’ 9 [Expresamente se menciona aquí el lugar del origen cósmico: el Omeyocan, ‘sitio de la dualidad’, que se afirma está arriba de los ‘nueve travesaños’ que forman los cielos. Notamos de paso que en otros textos, en vez de nueve, se afirma que son doce, o más comúnmente, trece los dichos cielos.] (Pág. 90-92)
Sobre como ha pervivido los saberes nahuas tenemos que decir que los sabios o tlamatinime eran los encargados y reconocidos por todos como los poseedores de la sabiduría cultural o popular dirían otros. El siguiente texto recogido por los informantes de Sahagún muestro eso:
“[…] en el mundo náhuatl hay que atribuir el origen último de su filosofía, desde los tiempos toltecas a toda una serie de generaciones de sabios, conocidos por las más antigua tradición como los que:
‘llevaban consigo
La tinta negra y roja,
Los códices y pinturas,
La sabiduría (tlamatiliztli),
Llevaban todo consigo:
Los libros de canto y la música de las flautas.’29
29 Textos de los informantes de Sahagún. Códice Matritenso de la Academia (ed. Fac. del Paso), vol. VIII, fol 192, r., AP I 12.”
Sin embargo, estos sabios a pesar de su saber que era llevado con ellos a todas partes gracias a la oralidad, tenían ellos unos centros o con palabras actuales diríamos que eran escuelas, más propiamente se llaman Calmécac.
“[…] quienes transmitieron las doctrinas filosóficas nahuas fueron en su mayoría, no los sabios mismos, sino los antiguos estudiantes de varios Calmécac que, habiendo recibido en su época las ideas en boga, no se cuidaron por lo general de dar el nombre de sus maestros. Por otra parte, la elaboración de la filosofía náhuatl no puede atribuirse –al igual que en el caso de los orígenes de la filosofía hindú contenida en los Upanishadas– a pensadores aislados, sino más bien a las antiguas escuela de sabios. Y es que no hay que juzgar puerilmente con el criterio individualista de la cultura occidental moderna las agrupaciones más socializadas de los sabios de otros tiempos y latitudes.” (Pág. 80)
D. Conclusiones
D.1. Origen de la construcción epistemológica.
D.2. Dificultad en las afirmaciones de León-Portilla.
D.3. Postura personal:
D.3.1. ¿Existe filosofía náhuatl?
D.3.2. ¿Quiénes hacen filosofía?
D.3.2. ¿Existe filosofía latinoamericana?
Ahora que partimos de la postura postmoderna que devela límite en la filosofía “occidental”. Podemos afirmar que existe una filosofía Náhuatl muy a pesar de las dificultades que presentamos y que intentamos solucionar o justificar en la medida que presentamos un saber que no es el único “occidental” sino uno que proviene de prácticas y vivencias culturales sociales y políticas diferentes a las de ese “occidente”.
Personalmente afirmamos que existe una filosofía Náhuatl. Y que en las diferentes culturas existen unos personajes que unos llaman filósofos y otros tlamatinime o como sea, pero esto son quienes son los encargados de cuidar y reproducir un saber que corresponde a sus correligionarios.
Finalmente para terminar, existe una filosofía latinoamericana que muy a pesar de las críticas planteadas se hace vigente porque si antes hubo filosofía, la Náhuatl, esta seguramente se encuentra vigente y perviviendo de repente no a plena luz pero si en las practicas cotidianas, y esta se hace presenta entonces en el espacio geográfico que es la Latinoamérica. Por otra parte, si se puede afirmar que algunos copian todavía la denomina cultura y filosofía “occidental” en sus regiones la mezcla de esta con la realidad tiene inevitablemente que presentar un resultado, una filosofía latinoamericana. Aunque es evidente que en Latinoamérica parece que no tenemos un objetivo en común al cual todos los latinoamericanos estemos dispuestos a alcanzarlo.
Bibliografía.
LEON-PORTILLA, Miguel.
1979 La Filosofía Náhuatl Estudiada en sus fuentes. México, UNAM. Prólogo de Angel Ma. Garibay K. Pp. 411 + XXIII.
ISBN 968-58-2515-7